miércoles, 24 de octubre de 2012



¿Cómo son las emociones de los bebés?

Son muy intensas, ya que los neonatos responden con la misma intensidad a un evento trivial que una situación grave.
Aparecen con una frecuencia muy alta, la cual va reduciéndose con la edad.
La duración temporal de las emociones es breve, con rápidos cambios emocionales.
A partir de los 6 meses, la reacción emocional se va moldeando con el aprendizaje.
Se producen importantes cambios en la intensidad de las emociones con la maduración: las que son muy poderosas a ciertas edades, se desvanecen cuando los niños crecen, mientras otras, anteriormente débiles, se hacen más fuertes (por ejemplo, la ira).
Las emociones se pueden detectar desde el mismo momento en que surgen mediante la observación de la expresión facial y, posteriormente, mediante otros síntomas conductuales: los niños pueden no mostrar sus reacciones emocionales en forma directa, pero lo harán indirectamente mediante la inquietud, fantasías, el llanto, dificultad en la respiración, etc.

El repertorio básico de expresiones emocionales de los niños va enriqueciéndose progresivamente a lo largo del primer año de vida. Los sentimientos que al principio son fundamentalmente innatos, se van enriqueciendo por el aprendizaje personal y por factores dependientes del contexto cultural.

Por ejemplo, antes de los 6 meses responden al miedo llorando. A partir de esta edad, aparece el miedo sin llanto: intentan huir, esconde la cabeza o se tapan los ojos para no ver lo que les produce miedo, buscan a su cuidador para que les proteja y les tranquilice, o recrean una situación que los calme, como chuparse el dedo. Una vez que evitan el llanto, dejan de sufrir.

- Reír y llorar son las manifestaciones más claras de estados de bienestar o malestar, respectivamente. Cuando el bebé ríe o llora provoca una reacción inmediata y general por parte de los padres o educadores y los niños aprenden a manejarlas para conseguir sus emociones, o transmitir sus necesidades o demandas. Si los padres saben por qué llora el bebé, evitarán que éste les “manipule” para conseguir cosas.

 
¡Prueba el juego del espejo!

 En una habitación, sitúa un gran espejo. Fíjalo al suelo y ponlo a su nivel. El interés por su propio reflejo comienza desde el primer mes: Observará con gestos de felicidad los juegos de luz reflejados en el cristal.

A los 4 meses el bebé gesticulará riendo, sin saber aún que la imagen es la suya. Pero se divertirá pensando que tiene un compañero de juegos enfrente.

Sobre los 7 u 8 meses balbuceará frente a su reflejo. Aunque aún cree que su reflejo es otro bebé que se mueve al mismo tiempo que él, hará muecas divertidas que significan que poco a poco va tomando conciencia de que se trata de él mismo.

Alrededor de los 12-18 meses irá descubriendo la similitud entre sus movimientos y los del espejo. Hace juegos con la mano y se acerca a su imagen. Intentará tocar el espejo para ver qué hay detrás, tratando de atrapar la mano de su “amigo” o de abrazarle. Un beso en el cristal es la prueba definitiva de que ha descubierto que se trata de su imagen

Finalmente la adquisición del lenguaje le permitirá nombrarla. Su entorno le ayudará a confirmar su presentimiento, lo que provocará su entusiasmo: comprenderá por fin que ese cuerpo es el suyo.

Cumplidos los 2 años irá perdiendo paulatinamente el interés por el misterio del espejo y preferirá compañeros de juegos de carne y hueso. Al fin y al cabo ¡es mucho más práctico!

          ¿Que te parecio el tema? ¿Alguna vez pensaste que era esto posible?   







1 comentario:

  1. El tema es interesante parecieraque los bebes no se dan cuenta de nada pero en verdad se estan adptando a un mundo nuevo en donde todo los sorprende y llega a causar grandes emociones es sorprendente la manera en la que aprenden pues ellos estan abiertos a todo tipo de nueva informacion. Genial tu Blog !!!

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